El arte del cover: 10 discos imprescindibles.

Antes de Spotify, del mp3, del CD, del cassette y del LP la única posibilidad que se tenía para escuchar la pieza musical de tu compositor preferido, si no eras músico, era yendo a la iglesia o asistiendo al teatro. La música no habitaba en grabaciones de formato físico o digital, sino en partituras e interpretaciones.

Las interpretaciones que músicos o directores hacen de una obra, no sólo permiten a compositores de otros siglos perdurar en el tiempo, por el contrario, se ha desarrollado como un arte aparte dentro del contexto musical. Ejemplo de la importancia que tanto público como músicos le dan a una buena interpretación son la Viena del siglo XIX, donde la gente abarrotaba los foros desde dos horas antes para poder escuchar el virtuosismo de Nicolo Paganini; o las orquestas enteras confeccionadas a la medida y gusto del director Herbert Von Karajan.

Trasladado a la cultura pop y a tiempos más actuales, es raro no encontrar algún cover en la carrera de algún cantante o grupo de moda, éstos suelen ser una apuesta segura al momento de lanzar una nueva estrella, o incluso también, una forma en que los artistas rinden culto a aquella música que en otro tiempo los conmovió o influyó en su obra.

La interpretación ha sido, y es aún, pieza fundamental en la historia de la música, un arte tan viejo como valorado. Por esta razón, presentamos a manera de tributo (misma motivación que ha generado infinidad de covers), algunos discos, del contexto “clásico”, mexicano y anglosajón, que, partiendo de la interpretación de una composición ajena, se han convertido en referentes musicales, llegando incluso a eclipsar las obras originales.

1. Miles Davis – Sketches of Spain (1960)
Es frecuente asociar los “covers” a bandas carentes de ingenio o de talento. Nada más alejado de la realidad. En este álbum, piedra angular de Third Steam (género ubicado entre las fronteras del jazz y la música clásica), Davis nos presenta su interpretación de clásicos del nacionalismo musical español que incluyen a Joaquin Rodrigo y Manuel de Falla, seguido de dos interpretaciones que hace Gil Evans de la misma música que, aunque originales, también fusionan estos géneros. Esta no sería la única ocasión en que el trompetista estadounidense trabajaría sobre las obras de otros artistas; a mediados la década de los ochenta, dejaría grabado en su álbum “You’re Under Arrest”, versiones de Human Nature de Michael Jackson y “Time after Time” de Cyndi Lauper.

2. Los Teen Tops – Los Teen Tops. (1960)
Cuando en 1963 los Beatles y los Stones apenas preparaban sus primeros álbumes influenciados por el rock and roll y el blues estadounidense, en México, adelantados a sus similares ingleses, la industria discográfica (Televisa) ya contaba con un producto parecido desde tres años antes: Los Teen Tops. Su primer disco (similar a muchos primeros discos de la british invation) está repleto de adaptaciones al español, de temas de Little Richard, Carl Perkins o Jerry Lee Lewis. A pesar de que muchos puristas no lo consideran rock debido a cierta actitud un poco ñoña que contrasta con el espíritu rocker, la realidad es que el grupo liderado por Cesar Costa significó el primer acercamiento musical que la cultura pop, hispanohablante en general, y mexicana en particular, tuvo con el rock and roll.

3. The Rolling Stones – The Rolling Stones (1964)
¿Será acaso el rock la mayor apropiación cultural de la historia? Dar una respuesta es complicado, pero si algo es cierto es que el primer disco de los Stones está lleno (solo una canción fue compuesta por Jagger y Richards) de composiciones de bluesmen estadounidenses. Aquí mencionamos a los Stones por decir algo, pero también pudimos incluir el primer disco de Zeppelin, el “My generation” de The Who e incluso los primeros discos de los Beatles, todos ellos repletos de composiciones hechas por músicos afrodescendientes americanos.

4. Walter Carlos – Switched-on Bach (1968)
En la década de los sesenta, la música electrónica no se trataba de DJ’s, baile y festivales masivos, de hecho, ni siquiera estaba al alcance del público, los primeras incorporaciones de aparatos electrónicos al lenguaje musical fue por mucho tiempo terreno exclusivo del avant-garde musical que lideraban desde mediados de siglo Cage, Boulez y Stockhausen. Esto cambió en 1968 cuando Wendy Carlos (antes Walter Carlos), presentó una serie de piezas de Johann Sebastian Bach interpretadas en el primer y enorme sintetizador Moog. El disco fue un éxito comercial inmediato y, se posicionó como el segundo disco más vendido de música clásica de la historia y se mantuvo como el número uno en ventas, en la misma categoría, desde el año 1969 hasta el 1972, el hecho significaría el primer acercamiento que tuvo la música popular con la vanguardia electrónica.
El éxito y talento de Wendy, le significó posteriormente aparecer en la banda sonora de cintas como “El resplandor” y “La naranja mecánica” de Kubrick, así como a componer toda la banda sonora original de la película “Tron” de 1982. Actualmente los discos de Wendy son muy valorados entre coleccionistas y es difícil encontrar algún material físico por menos de 150 dólares.

5. Café Tacvba – Avalancha de Éxitos (1996)/ Vale Callampa (2002)
El talento y carisma de Café Tacvba es innegable, un grupo musical que nunca ha escondido sus influencias, encontrando casi siempre su inspiración en el folklor nacional, tanto rural como urbano. Sin embargo, estas influencias nunca fueron tan explicitas como en su álbum de 1996. En él, no solo incorporan su estilo a canciones locales como “Chilanga banda” (Jaime López) o, “Alarmala de tos” (Botellita de Jerez) o, “Cómo te extraño”(Leo Dan), también traducen al gusto mexicano, canciones tropicales como “Ojalá que llueva Café” (Juan Luis Guerra) o “No me comprendes”(Bola de Nieve), incluso hacen participar a David Byrne (Talking Heads) en su versión de “No controles”, original de Nacho Cano. Poco después quedarían impresionados con el trabajo del grupo chileno Los tres, al cual, dedicaron un disco completo de corta duración, pero de gran calidad.

6. Johnny Cash – American IV: The Man Comes Around
Poco que decir que no se haya dicho sobre este álbum, el poder y la magia de las reinterpretaciones que la leyenda del country hace de temas pop son incuestionables, incluso el líder de NIN declaró en algún momento que su canción “Hurt” ya no le pertenecía, Cash la había hecho suya. El disco es una obra maestra de principio a fin, producido por Rick Rubin (Beastie Boys, Run DMC, RHCP, System of A Down, Shakira), contiene colaboraciones en voz de Fiona Apple y Nick Cave y para su versión de “Personal Jesus” acompaña John Frusciante (RHCP) en la guitarra. El álbum está lleno de detalles conmovedores y versiones que superan a las originales en muchos sentidos.

7. Luis Miguel – Romance (1991)
La historia de Luis Miguel, fuera de los escándalos y las series de televisión, es la historia de un gran intérprete. Independientemente de las razones, es difícil mencionar un cantante que conecte con el público de una manera tan especial y aunque posee un amplio repertorio de interpretaciones de calidad, es quizá su primer acercamiento a los boleros su obra mejor lograda. Romance es un viaje al pasado desde la perspectiva más actual, es un recorrido que abarca composiciones típicas del cancionero mexicano y latinoamericano, ubicadas temporalmente entre 1944 y 1968. Las versiones que Luis Miguel y su equipo hicieron de clásicos de María Grever, Roberto Cantoral, Álvaro Carrillo, Chico Novarro o Armando Manzanero, le dieron nueva vida a las canciones, acercándoles a un público completamente nuevo y confirmando que las composiciones de calidad siempre encuentran la manera se superar la prueba del tiempo.

8. Franz Liszt – Paráfrasis y Transcripciones (A partir de 1840)
Parte esencial en la carrera de Liszt son los arreglos para uso propio de piezas de otros compositores, una especie de remix del Romanticismo. Y aunque hoy en día esto nos parece de lo más natural gracias a que las grabaciones que nos permiten escuchar la música tanto en su versión original como su versión remezclada, estos arreglos eran importantes para hacer pública la música de otros compositores, sobre todo si eran interpretadas por Franz Liszt, famoso por su virtuosismo al piano. Obras para órgano de Bach, canciones de Chopin, sinfonías de Beethoven y hasta óperas de Mozart, Verdi o Wagner son sólo algunos ejemplos de las obras que Liszt sometió a transposiciones pianísticas. Dos de las mejores interpretaciones de Liszt son los trabajos de Earl Wind, y Murray Perahia.

9. Moderatto – Detector de Metal (2004)
Moderatto – Detector de Metal (2004)

10. David Bowie – Pin Ups (1973)
Al mismo tiempo que Brian Ferry lanzaba su álbum de covers “These Foolish Things”, Bowie hizo lo propio con su “Pin Ups”. Acompañado de su banda Spiders From Mars por última vez, Bowie nos muestra su propia versión de la música inglesa que lo conmovió durante la década de los sesenta. En la contracara del álbum puede leerse: “Estas canciones se encuentran entre mis favoritas del período '64 -67 'de Londres. / La mayoría de los grupos estaban tocando en el Ricky-Tick (¿era una 'Y' o una 'i'?) -Scene Club Circuit (Marquee, eel pie island la-la). / Algunos todavía están con nosotros. / Pretty Things, Them, Yardbirds, Syd's Pink Floyd, Mojos, Who, Easybeats, Merseys, The Kinks. / ¡Los amo!”. Este disco es una muestra de la maestría de Bowie a la hora de camuflarse (como buen camaleón), sin que ello implique perderse en géneros o canciones que en principio parecieran no serle propias.


Asher Hernández



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