¿Qué nos hace humanos? Cuatro cintas para pensarlo.

"Las máquinas podrán hacer todo lo que hagan las personas, porque las personas sólo son máquinas" Marvin Minsky. ¿Es esto cierto?

En estos últimos meses, nos hemos aislado como una medida preventiva (impuesta o auto-impuesta) para evitar el contagio durante la pandemia del COVID-19. Como si se tratara de una película y, como ya se ha escrito en innumerables espacios, esto, ha generado nuevas dinámicas y problemáticas relacionadas con la salud mental, en especial al intentar procesar individualmente sentimientos negativos que derivan del encierro.

Sin duda, la tecnología nos ha ayudado a mediar un poco la situación, al conectarnos con otras personas y posibilitar el no sentirnos tan solos. Sin embargo, también nos ha acercado a una forma de convivencia con las redes sociales, en las que estamos expuestos, permanentemente, a los muy distintos estilos de vida de otras personas, lo cual, genera en nosotros expectativas que no tendríamos de otra forma. Ya hablé de este tema en otras publicaciones, por lo que no ahondaré en ello.

Esta experiencia, ha generado en muchos de nosotros, una relación de amor y odio con la tecnología; de acercamiento hacia los demás al mismo tiempo que de apego a nuestros dispositivos; así como de hastío a las cientas de reuniones en zoom que tenemos que experimentar en la semana.

La relación con la tecnología podría estar profundizando ciertos sentimientos de aislamiento, introspección, nostalgia, en tanto nos genera la ilusión de acercamiento a algo humano, que al final, no cambia nuestro estatus de soledad frente a una pantalla.

La relación entre tecnología y soledad, profundizada en el 2020, ha sido ya explorada en diferentes películas en las que los protagonistas aluden a lo tecnológico como un paliativo para la interacción socio-afectiva. En este espacio reflexionaremos, brevemente, sobre algunas de ellas. Cuidado, que podrías encontrar algunos spoilers sobre la trama de las cintas.



Her (Spike Jonze, 2013)

Theodore, un recién divorciado, emprende una relación con un sistema operativo, como una forma de sobrellevar sus sentimientos de pérdida y de tristeza frente a su matrimonio fallido. A través de flashbacks y una fotografía impresionante, el protagonista nos lleva a sentir la tristeza de perder a alguien, y su intento por mediar esos sentimientos al enamorarse de Samantha, una asistente virtual: Inteligencia Artificial (IA).

Cuando el protagonista se da cuenta de que la relación con Samantha no puede ayudarlo a sanar sus sentimientos de soledad y pérdida que, al contrario, los profundiza, se cuestiona la extraña relación que estableció con una Inteligencia Artificial.




Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017)

Como toda la buena ciencia ficción, Blade Runner se pregunta importantes temas que tienen que ver con el ser-humano. Pero esta película lo lleva aún más allá, preguntándose sobre lo que hace de un cyborg (o replicant) un ser humano. El protagonista, “K”, debe de elegir entre seguir con una vida como replicant o hacer el acto más humano que podría: dar su existencia por salvar a la única ser viva engendrada por un cyborg y un humano.

En el camino, K se relaciona con una Inteligencia Artificial que hace las veces de su pareja, y que incluso contrata a una mujer real para servir de proxy corporal para acercarse a K. Joy, la IA, es único ser real con el que tiene cercanía, ya que incluso su jefa humana nunca rompe la barrera de la relación empleador-trabajador.
Sin embargo, cuando Joy es destruida por una replican enemiga, el único asidero de K al mundo es terminado. Después, se convierte más en un ser humano que en un cyborg cuando salva a Rick Deckard de los cyborgs que lo persiguen, dando su vida a cambio. La vida solitaria y melancólica del replicant llega a un final humanamente inesperado.


Ex-Machina (Alex Garland, 2014)

Caleb (Domhnall Gleeson), un programador de computadora gana una pasantía con el brillante Nathan (Oscar Isaac), un Mark Zuckerberg ficticio que ha estado trabajando en el desarrollo de Inteligencia Artificial. Al pasar un tiempo en su mansión aislada en el bosque, Caleb se encuentra con la sopresa que los desarrollos de Nathan han llegado a la creación de una cybor, interpretada por Alicia Vikander, que tiene no sólo pensamientos como cualquier ser humano, sino que siente de la misma forma en lo que lo haría una persona real.
Caleb termina enamorándose y pensando que está conformando una relación de complicidad con Ava. El programador como una figura solitaria posmoderna, encuentra en la virtualidad de esta cyborg una compañía que no tenía en su vida real.
Sin embargo, como en todas las distopías dentro de la ciencia ficción, Ava tiene como único interés el liberarse de su creador, matando a ambos y terminando en una ciudad pareciendo un ser humano como los demás.


Las mujeres perfectas (Frank Oz, 2004)

¿Qué pasaría si pudieras controlar a tu esposa para que fuera perfecta y sumisa? Esta premisa misógina, explora la posibilidad que tienen los habitantes de un pueblo en Estados Unidos de lavar el cerebro de sus mujeres a través de la tecnología y contar con una mujer perfecta, la cual está pensada en un modelo ideal en aquel país de la década de 1950.
A pesar de que los hombres parecen felices, ya que lo único que hacen es ver carreras y deportes, mientras las mujeres realizan todos los trabajos de cuidados; la protagonista, Nicolle Kidman, siente algo raro en este pueblo. Una renombrada fotógrafa estresada por su vida en Nueva York, decide mudarse a este pueblo para tener una vida más tranquila, lo cual implica que podría en cualquier momento convertirse en una cyborg controlada por su esposo.
Al final, las habitantes del pueblo son despertadas de la ilusión y los chips con los que eran controladas son destruidos. La ilusión de la perfección a través del control y la tecnología, sólo pueden expresar en la película la misoginia y el deseo poco humano de vivir una vida perfecta.

Estas películas nos demuestran cómo los y las protagonistas intentan substituir sus sentimientos con un paliativo tecnológico, o sublimar su humanidad a través de la inteligencia artificial.Sin embargo, el sentimiento de angustia que provocan este tipo de acercamientos nunca dejó de estar presente en todas las historias, recordándonos que un abrazo humano siempre será mucho más cálido que la compañía de un robot.


David Palma
@maesepalma



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