Dark y la tragedia de los amores imposibles

*Puede contener pequeños spoilers

Uróboros, esa creatura legendaria que puede bien ser una serpiente o un dragón, pero cuya representación evoca a un animal que se come su propia cola, formando así un círculo, donde el principio es el final y viceversa. Un eterno ciclo y un esfuerzo inútil, pues todo está condenado a suceder una y otra vez hasta el infinito.

Así parece estar predestinado todo en el universo de Dark – y quizá en la vida misma, no sabemos—la serie estrella de la plataforma Netflix.

Dark, que está impregnada de elementos científicos -muchas veces alterados para hacerlos encajar con la trama- además de los más variados discursos filosóficos -siendo Nietzsche, alemán al fin y al cabo, uno de los más retomados con su teoría del Eterno retorno, pero no en cuestión espacio temporal, sino en cuestiones éticas y morales- y varios simbolismos cristianos acerca de la creación -Adán, Eva, un génesis, el paraíso, la salvación, lucha entre bien y mal-, no se libra de inmiscuir aquello que nos hace diferenciarnos de las bestias. Dicho en términos románticos: el amor.

El deseo a largo plazo y la materialización de ese deseo, sin libertad absoluta, cegados por la creencia del libre albedrio, que nos mantiene aferrados a algo por que le amamos; es libre aquel que no desea nada. Es justo esta cuestión la que rige a la mayoría de los personajes de la serie y es, de hecho, la causa de todo lo que ocurre: el deseo de atesorar, de mantener con vida a los seres amados. Vaya, que para una trama que incluye leyes del mundo cuántico, agujeros de gusano, viajes en el tiempo, un universo tridimensional, explosiones nucleares y montones de dimes y diretes existenciales, hay un discurso que se mantiene todo el tiempo: el que apela a los sentimientos, propio del Romanticismo, muy alemán también.

Parte de ese Romanticismo, es también la tragedia de los amantes, de los amores imposibles, cuyos protagonistas en Dark son Jonas y Martha.


Hechos el uno para el otro

Muy a la Shakespeare, en la que dos almas gemelas -con sus cuerpos- están condenadas a la fatalidad, es el destino que comparten Jonas y Martha. Al principio de la historia, donde se observa a una pareja que se ama y desea aparentemente en secreto, no pueden estar juntos porque Martha está con el mejor amigo de Jonas; poco después es revelado que son tía y sobrino, y después se darán cuenta de que el incesto entre ellos es sólo una parte de sus problemas, pues son la causa y el efecto de la destrucción del mundo.

Idea destacada del movimiento Romántico es la concepción del amor como la fuerza más poderosa, la motivación para la vida, incluso para la muerte misma; ¿qué sentido tiene vivir sino es al lado del ser amado?, y es un acto heroico el sacrificio y la búsqueda del cese del sufrimiento ocasionado por las pasiones amorosas. Existen siempre dualidades que se complementan y contraponen a la vez: en el caso de Dark siempre están en el campo de juego el amor y la muerte, la creación y la destrucción (el génesis de todo y el apocalipsis), el poseer y desposeer (dígase de la verdad, de los artefactos o del control del tiempo).

Así como existieron los Romeo y Julieta de Shakespeare, los Dante y Beatriz de Alighieri, los Jack y Rose de Titanic, los Paris y Helena de La Ilíada, los Cayetano y Sierva María de García Márquez, y los Werther y Lotte de Goethe (gran representante del romanticismo alemán con su épica obra Fausto), así existen los Jonas y Martha de Dark: una pareja de amantes que están hechos el uno para el otro, pero eso no implica que estén destinados a estar juntos, ni mucho menos a ser felices. La desgracia de su eterno destino fatídico implica en sí mismo el deseo perpetuo de alcanzarse sin lograrlo, por eso son imposibles; a pesar de haber sido creados para amarse, están condenados a sufrir y hasta destruirse, pero no lo saben ni lo aceptan y por eso luchan infinitamente. La frase “Fuimos hechos el uno para el otro, nunca creas otra cosa” es quizá la línea más romántica (con “R” mayúscula y “r” minúscula) de toda la serie.


Otros amores fatídicos

El romance es una constante en Dark, pues bien, muchos de ellos son parte del engranaje de la trama. Aunque el más poderoso y caótico es el de la dupla protagónica, existen otros que suceden con distinta intensidad e intención: Noah y Elizabeth y Hanna y Ulrich, por ejemplo, que son separados ya sea por el tiempo y espacio o por sentimientos no correspondidos, respectivamente. El resultado de sus amores es el incesante esfuerzo por reencontrarse, o por conseguir el amor del otro a como dé lugar, sin embargo, esto sólo les trae sufrimiento, porque en uno de los casos, las cosas deben suceder de una sola forma, y en el otro, en el corazón no se manda, pero eso no lo entiende la razón.

Apelando a las emociones

El amor en Dark sucede de varias maneras. Ya hablamos del amor romántico, pero también está presente, siempre, hasta el final, el amor a los nuestros. Más concretamente, el amor de los padres por los hijos: si hay una fuerza que todo lo puede, y que es capaz de luchar hasta lograr destruir un ciclo eterno (y también mantenerlo), ese es el amor por los hijos.

En conclusión, si bien Dark es bastante oscura, también pudo ser una típica comedia romántica juvenil como lo muestra el siguiente promocional. Disfrútalo, ya sufrimos mucho con la tragedia los amantes.



Rebeca Ávila



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